Comentario
Capítulo XCVII
De cómo Juan de Rada salió del Cuzco llevando las provisiones de Almagro; y lo que le sucedió hasta que llegó al valle de Copayapo, donde se juntó con Orgóñez
Juan de Rada, mayordomo de Almagro, estuvo en Lima hasta que Hernando Pizarro llegó. Pidióle las provisiones que traía para el adelantado: respondióle que, pues todos habían de ir al Cuzco, que allí las daría; y escribiría con él a Almagro. Juan de Rada se quejó a Pizarro, diciendo que sentía de su hermano que no le quería entregar las provisiones, por tanto que le mandase las diese luego; respondióle que en el Cuzco se las daría sin falta ninguna. Y habiendo allegado al Cuzco Hernando Pizarro, Juan de Rada recibió las provisiones, y aun dicen algunos que le requirió se las diese. En seguimiento de Juan de Rada salieron Lorenzo de Aldana, el contador Juan de Guzmán, Hernán Gómez, Juan de Larreinaga, Pero Mateo, Picón, Luis de Matos y el bachiller Enrique, y otros hasta cincuenta. Juntáronse con Juan de Rada en los Chichas, donde hallaron que iban ochenta y tantos españoles, de pie y de caballo, proveídos de gente del Perú para su servicio. De donde caminaron pasando mucha necesidad, porque habían los naturales alzado el mantenimiento; y llegado a Topisa, tampoco hallaron que comer, que fue causa que se les doblase la pena. Una jornada más adelante, salieron por mandado de Juan de Rada veinte caballos a una parte y a otra del camino para ver si por ventura topaban algo: como los indios tenían el maíz en cuevas, los anaconas que llevaban descubrieron alguno con que volvieron bien alegres. También se halló por otros españoles una manada de ovejas que repartieron por todos. Marchando más adelante, como hubieron con algunos caballos a buscar alguna y con gastado esta comida, salió Juan de Rada diligencia que puso fue a aportar a una quebrada donde los indios tenían alguna puesta en cobro; en lo alto de la quebrada había muchos indios de guerra; fue necesario salir algunos de los nuestros con espadas y rodelas a ganar lo alto, mas tiráronles tantos tiros de piedra y dardo que tuvieron por seguro el no pasar adelante, sino antes dar la vuelta donde los caballos estaban. Juan de Rada mandó a los de a caballo se apeasen y abajasen de yuso la quebrada, de donde a pesar de los indios sacarían hasta ciento y tantas cargas de buen maíz, con que se volvieron al real. De donde anduvieron hasta llegar a una fortaleza donde pararon por salir a buscar bastimento: porque con la pasada de Almagro y Orgóñez, quedaba todo asolado, y por no morir de hambre, los naturales en lugares secretos pusieron lo que les quedó. De este lugar salieron por una parte y por otra, españoles y anaconas, y con su mucha diligencia hallaron algún bastimento. Holgaron quince días por curar de los caballos que estaban flacos, supieron cómo había los puertos nevados y cómo Orgóñez estaba en Copayapo. Topaban algunos negros e indios de los que habían quedado cansados, veían estar muchos muertos que era lástima de los ver; determinó Juan de Rada que se adelantara el bachiller Enrique, Luis de Matos y otros dos o tres de a caballo, para que andando a toda prisa llegasen donde estaba Orgóñez para que, sabiendo de su ida, y con que llevaba provisiones de Almagro les proveyesen de algún bastimento; y así partieron éstos y con harto trabajo llegaron a Copayapo, donde dieron esta relación a Orgóñez; el cual se holgó, publicando que el Cuzco con lo mejor de la tierra caía en su gobernación, y acordó de aguardar a Juan de Rada, el cual, con los españoles que con él venían, padecía mucha necesidad.
Donde los dejaremos por decir de la venida de Hernando Pizarro al Cuzco y lo que más pasó.